¿Separar las Redes Sociales Personales de las Redes Profesionales?
Esta pregunta me la he hecho decenas de veces a lo largo de este camino transitado en el mundo virtual. Y, durante muchos años, mi respuesta fue un contundente sí. No solo lo sostenía respecto de mis propias redes, sino también al momento de asesorar o colaborar con quienes necesitaban ordenar su identidad digital.
Parecía lógico: si alguien buscaba un profesional o un servicio determinado, poco importaban sus gustos personales, su vida cotidiana o lo que hoy llamamos lifestyle.
Lo importante era su capacidad. Punto.
Siempre admiré la práctica de ciertos países llamados “del primer mundo”, donde se contrataba a las personas por lo que sabían hacer. Lo que hicieran fuera del horario laboral no interesaba, siempre y cuando cumplieran con lo pactado. Lo esencial era que hicieran bien su trabajo y alcanzaran los objetivos. Y me parecía genial.
Así, cada cosa estaba en su lugar, sin interferencias. Una armonía sostenible.
Pero el mundo cambió.
Las nuevas tecnologías, las redes sociales y los modos contemporáneos de comunicar fueron mezclando estos dos universos — el profesional y el personal— hasta volverlos casi inseparables.
Incluso en aquellas empresas que antes priorizaban la privacidad, hoy puede ser tan relevante (o más) el perfil en redes que el mismísimo CV.
Hoy mi respuesta es distinta. Ya no separo.
Sí, sigo creyendo que hay que tener ciertos cuidados al comunicar, pero prefiero conocer a ese profesional en su totalidad. O al menos, en la totalidad posible dentro de unos segundos o minutos de un posteo.
Me interesa ver más allá del rol o del título. Saber qué piensa, qué valores sostiene, qué lo emociona. Me acerca. Me humaniza. Me conecta.
Valoro a quienes muestran no solo su trabajo, sino también sus miedos, sus dudas, sus frustraciones. Porque eso también somos. Porque eso también comunica.
Aunque, claro está, nadie muestra todo. Siempre hay un recorte. Siempre hay una elección. Incluso si uno se filmara 24/7, elegiría los ángulos, las luces, las palabras. Hasta Gran Hermano tiene reglas.
Tal vez mañana vuelva a pensar distinto. No lo sé.
Hoy, elijo así.
Y me nutro de las personas que también eligen mostrarse completas, reales, imperfectas y humanas.
Nada es fijo. Todo cambia. Como nosotros. Como el mundo.
Siempre en movimiento !!!
Siempre adelante !!!
¿Y tú, qué piensas? ¿Prefieres conectar con el profesional en su ‘totalidad’ o separar por completo lo personal de lo profesional en las redes? Déjame tu opinión en los comentarios.